Estoy teninedo días malos, claramente influenciados por la regla y, en consecuencia, la falta de ejercicio. Es que tengo dolores casi mortales, tengo que meterme pastillas por un tubo si quiero simplemente vestirme, así que no se me pasa por la cabeza salir a correr ni de coña. Como no podía correr, decidí bajar el consumo de calorías, pero no de una manera brutal, sólo que por lógica cuanto menos calorías quemes, menos deberías comer. Los dos primeros días los llevé genial, hasta estaba sorprendida conmigo misma, pero ayer la cagué bien cagada: superdegustación a las tantas de la mañana de todo tipo de hidratos y grasas saturadas y vuelta a empezar a las 8 de la mañana cuando todos habían salido para currar. Para más inri, acabé unos helados que había en el congelador y que yo misma había comprado expresamente para mi madre, por lo que ella sabía cuántos había y si no estaban, que me los había comido yo, así que ahí me ves a mí a las 8.30 de la mañana vistiéndome para ir a comprar más y que mi madre no me dijese "¿Y los helados? ¿Te los has comido tú? ¡¿Todos?! ¿No se supones que estás a dieta?" Hubiese sido insoportable, prefiero ir a comprar muerta de sueño a primera hora de la mañana que aguantarla a ella.
Obviamente, cuando me doy uno de estos homenajes, el humor me cambia de forma radical. Me vuelvo más depresiva de lo normal, me paso el día en la cama y me rondan ideas muy pero que muy malas por la cabeza. La coña es que había quedado con Sam mañana y ahora estoy pensando en cancelarlo. OTRA VEZ. Me da rabia, pero es que cuando tengos días buenos no hay ni dios para verlos y cuando estoy mal siempre tengo planes. Me jode. Encima el viernes había quedado con mi amiga para ir de marcha y tenía pensado ponerme un vestido que no me pongo hace mil y tacones (¡Yo! ¡Con tacones! ¡Eso lo verás muy pocas veces en tu vida!) si los 63 andaban cerca y ahora ni sikiera quiero ponerme vaqueros por miedo a reventarlos. Me siento gorda. Ése es el título de un libro que empecé a leerme una vez sobre una mujer que había padecido bulimia y anorexia y decía que lo importante no era que estuvieras gorda o flaca, sino el hecho de sentirte gorda o flaca. Tiene razón.
Hoy no tengo ganas de nada. Esta entrada está un poco liosa, no sé si se entiende bien lo que quiero transmitir, pero es que entre la regla, el atracón, mi estado de ánimo y el trastorno de sueño que tengo que cada vez va a peor no hay manera de aclararse. De verdad que intento cambiar mi manera de pensar al más puro estilo "El Secreto", pero me cansé de luchar el doble que los demás para conseguir la mitad.