Me invade una sensación de caos constante... No sé poner límites... Idealizo a las personas aunque las acabe de conocer... Mis relaciones personales se caracterizan por su inestabilidad... Vivo en los extremos de la realidad: en un TODO o NADA , en una ingenua credulidad o una desconfianza paraonoide, en el AMOR o en el ODIO... Intento autodestruirme desesperadamente...

miércoles, 28 de diciembre de 2011

LoS mEnSaJeS sUbLiMiNaLeS dE MtV


De todas las tonterías que hago, la que más detesto es tomar laxantes. A saber qué coño estoy provocando en mi cuerpo. Pensaba que no tomaba muchos, pero me di cuenta de que la caja que compré hace un par de meses está ya casi vacía y no me mola nada, así que hoy es la última vez. Volveré a las semillas de lino (estúpida yo que las dejé...) y poco más porque ejercicios de abdomen ya hago y como productos integrales, incluso me apunté al Plan Activia en mi desesperación (que me hace cosquillas, dicho sea de paso) En resumen: NO VUELVO A METERME UN LAXANTE EN LA BOCA.

Estos días tengo el sueño descontrolado. Normal estando de vacaciones y habiéndome saltado la dieta, no lo niego, pero lo curioso es que cada vez que pongo la MTV pillo un programa sobre gordos, hay que joderse. O la MTV está confabulada con el universo para hacerme entrar en razón o todos los programas que emiten son iguales. Probablemente será lo segundo, pero como soy una paranoica que vive en un mundo de hadas y duendes, voy a pensar que es lo primero. No sé cuántos "Ya no estoy gordo" he visto ya a estas alturas, pero además anoche di con "Mi vida. True Life" sobre comedores compulsivos. Me quedé pegada al sofá, reconociéndome en más de la mitad de las cosas que salían. Y me percaté de que me he vuelto cómoda porque sé que atracándome dos días y pasando hambre cinco puedo bajar de peso. Y yo no quiero eso, coño, volví a perder el objetivo de todo esto que es aprender a comer y ser capaz de tener una relación sana con la comida. Pero necesito fuerza de voluntad, como en el programa, necesito ver lo que quiero, una meta, un plan y lo voy a llevar a cabo. Cuando empecé la dieta, cubría los muebles con los menús para recordar constantemente que tenía que seguir esas pautas, después empecé con el diario en el que anotaba (y anoto) si el día fue bien, mal o regular en cuanto a la comida y cuánto ejercicio hago y ahora me voy a hacer un calendario enorme como el de la tele diciéndome cuántos días de dieta me quedan (en teoría, pero las metas a corto plazo dan mejor resultado que las de largo plazo) Me voy a motivar, que parezco tonta, joder. Como nunca tengo planes a la vista, me relajo y paso de todo, pero ahora mi plan va a ser ver pasar cada día los números en el calendario. Empiezo mañana con 57 kg, creo, porque lo pesaba esta mañana pero depués de la comilona de hoy no sé yo (a pesar de haber hecho tres horas de ejercicio y no haber cenado... Al salir de la habitación estaba tan empapada que mi madre pensó que había salido de la ducha ¡Ojo!) Estoy contenta y con ganas, ¿qué necesidad tengo yo de estar con estos dolores de estómago? Ninguna.

Para más inri, puede que vaya a Madrid la primera semana de Febrero. Todavía es sólo una idea, pero quiero que la gente que me vea allí me diga el cambio que he pegado. Y sé que ya lo dirían porque he bajado 13.5 kg, pero parece que la gente aquí ya se ha acostumbrado a verme y la ausencia de comentarios sobre mi cuerpo ha hecho que vuelva a mirarme al espejo con desgana. Voy a por todas aunque no llegue ni de coña a mi meta de 55 kg para Nochevieja, al menos intentaré que sean 56.

jueves, 15 de diciembre de 2011

¡A La HoGuErA cOn EL fRiKi! - EdiTaDo


El lunes fue un día de mierda. No me levanté para ir a clase porque al haber estado todo el finde comiendo no tenía ningún motivo para salir de la cama. Hice el esfuerzo y fui a la Escuela de Idiomas, craso error, ya que cuando se tiene un día torcido es mejor no enfrentarse al mundo. Al salir hice mi ruta habitual para no encontrarme al friki porque él entra a clase justo cuando yo salgo (maldita la gracia), pero como hay dos salidas, normalmente no suelo tener problemas. Obviamente, el lunes los tuve. El muy cabrón estaba esperándome justo en la puerta. Sé que me estaba esperando a mí porque desde ahí no puede ver su aula ni si su profesor ha llegado y además ya eran pasadas las 6, por lo que me apuesto lo que sea a que su clase ya había comenzado. Yo me hice la loca, lo vi de reojo y seguí de largo, con el día que llevaba ni putas ganas de fingir simpatía. Él salió corriendo y me paró en la esquina FUERA de la escuela, o sea, me quedó clarísimo que estaba ahí sólo por si me veía. Era más alto de como lo recordaba, igual de feo el muy cabrón. Saludé como si nada, con una sonrisa que me costó horrores poner, pero cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que él venía con una expresión muy seria:

- Hey, ¿qué tal? - le digo.
- Bien. ¿Todavía sigues ocupada? - me suelta como si le debiera algo.
- Pues sí, ya te dije que no salía mucho. ¿Qué tal la uni? - intenté cambiar de tema.
- Sólo me quedaba una asignatura y ya he hecho el examen, puede que haya terminado.
- ¿Y cómo te salió?
- Más o menos. Al menos podrías contestar a los mensajes, ¿no? - (Tuvo que sacar el tema otra vez y encima con tono exigente, la cosa pintaba mal)

- Es que no tengo saldo - (mentira) - Y pensé que recargar para decirte algo que ya te había dicho era tontería, total, para escribirte que sí seguía ocupada... - (¿Haces el favor de enterarte de que paso de ti, puto friki de mierda?)
- Pues deberías haberlo hecho, aunque sólo fuese para decirme eso - (Un momento, ¿me estás diciendo lo que tengo que hacer?)
- Venga, adiós - (No me toques más los huevos que no está el horno para bollos)

Me fui descojonándome pensando en la situación tan surrealista que acababa de vivir, pero entonces empecé a cabrearme: ¿Me estaba reclamando no haberle contestado a un puto sms? ¿Me estaba hablando con tono serio y exigente sin a penas conocerme? ¿Por qué tenía yo que aguantar semejante reclamo de un tío que me importa menos que una mierda cuando de mí han pasado mil tíos de la misma manera y nunca he ido a echarles nada en cara? Además, podía imaginar cómo había vuelto a la escuela todo gallito, diciéndole a sus amigos que me había dejado las cosas claras y me retorcía por dentro. ¿A qué coño venía esa actitud de suficiencia? Y para colmo de los colmos, ¿por qué tenía que escupirme cada vez que hablaba conmigo? ¿Y por qué coño llevaba puesta siempre la misma camisa? ¡Que saque algo de sus 400 euros anuales para comprarse otra, hostias! ¡Qué asco, por Dios! ¡Qué ganas de matarle! Así que decidí hacer algo,a sabiendas de que luego me arrepentiría porque mi cabeza no me deja nunca tranquila, pero por una vez no me iba a quedar con toda la mierda dentro mientras él me había dicho lo que pensaba a gusto. ¿Quería ser sincero? ¡Pues toma sinceridad! Le envié este sms:


Acabo de recargar sólo para decirte que estoy ocupada, como tú querías. Me parece superfuerte que hoy hayas hablado conmigo para reclamarme por no contestarte. Ni te molestes en saludarme la próxima vez que me veas, de verdad, no me interesa.


El primer mensaje que tenía en mente era cien veces más duro, pero me contuve porque mi madre me bajó los humos (no le conté la historia tal cual, ni siquiera sabe que quedo con gente que conozco por ahí, para ella eso no es normal) Quizás lo de no volverme a saludar es desproporcionado, pero así me libro de tener que pararme dos veces en semana y fingir que me cae bien (y evito que me escupa, de paso), mato dos pájaros de un tiro. Él friki responde:

Pero y eso? Sólo estaba de cachondeo, no te lo dije con la idea de reclamarte nada. Siento que te lo hayas tomado así, de verdad que no era mi intención.


¡Ah, bueno! ¡No era tu intención! Entonces perdona, ¡no te jode! ¿Ni siquiera vas a ser lo bastante hombre como para asumir las consecuencias de tus palabras? ¿No vas a conservar el poco respeto que tenía por ti? Y no fue de cachondeo, juro que no puso siquiera una media sonrisa, pero claro, está muy bien decir ahora que fue una broma y dejarme como la mala de la película y no asumir la culpa de nada... Muy bonito, sí señor. Y reconozco que ayer después de las clases de italiano me quedé diez minutos esperando en el baño para asegurarme de no encontrármelo. Sé que es patético, pero verlo algún día lo voy a ver, por lo que es mejor que sea cuando yo no esté histérica, aunque con suerte hará caso a lo que le dije y pasará de mí. Ahora bien, como nunca sé si lo que hago está bien o no, lo someto a votación popular. ¿Creéis que me he pasado? ¿Debería haberlo ignorado y ahorrarme el disgusto?


Hoy peso 59. Después de cuatro días comiendo sin parar (de sábado a martes) los daños no han sido tan brutales. Lo que tengo clarísimo es que el ejercicio es la mejor rutina que puedo tener ahora mismo, aunque estoy un poco acojonada porque esta semana me viene la regla y no sé si me va a dar por comer y encima reposar. Y para más inri, se acercan las cenas de Nochebuena y Nochevieja... Hoy tampoco fui a clase, sigo sin estar de humor.

Edito: Acabo de recibir este sms del friki:

¡Hola! ¿Aún sigues cabreada conmigo? Te lo estás tomando muy a la tremenda, ya te digo que sólo era un comentario inocente, no estaba reprochándote ni echándote nada en cara. Pero si tanto te ha molestado te pido disculpas de nuevo, de verdad que no quiero que acabemos así por un malentendido.

Yo soy de las que cuando toma la decisión de pasar de alguien, lo hace para siempre: ni mensajes, ni llamadas, ni toques ni mierdas, pero necestio que me digáis si debería contestar para zanjar el tema de forma diplomática o paso de todo y dejo las cosas como están, ya que al fin y al cabo no quiero volver a ver a ese tío jamás... :S

domingo, 11 de diciembre de 2011

ErA dE eSpErAr

Que la iba a cagar, evidentemente. Y la sigo cagando porque cada dos por tres voy a la cocina a coger un suspiro. No sé si esto existe en donde vosotras vivís, pero en mi ciudad es un postre típico, cargado de azúcar a más no poder. Y encima ni siquiera les tengo especial gusto, simplemente es lo único que tengo a mano para hincar el diente.

Resulta que soy gilipollas. Esto es así, no tengo remedio. Me planifico toda la puta semana de puente de la hostia, minuto a minuto, incluyendo salida el viernes con mi única amiga y el sábado con mi prima. Pues van las dos y me pegan la negra. No una, no, las dos. Hay que joderse, una que se pega la vida organizando su horario para poder quedar cuando a ellas les venga bien y cuando yo no tengo nada que hacer en toda la semana (esto es un decir porque tengo que estudiar y hacer tareas de clase, pero bueno), van y ni dan señales de vida. Y, por supuesto, no podía ser de otra manera: si se me jode el plan, se me jode el control. No sé si es por aburrimiento, por ansiedad, por la terrible sensación de soledad que me genera no tener nada que hacer o por no escuchar lo que pienso, pero siempre acabo comiendo. Y de una manera bestial, de verdad que ni yo soy capaz de creérmelo. La cosa está llegando a un límite tan jodido que como mi cuerpo no acepta toda la mierda que le meto me envía arcadas, pero mi mente no quiere darse cuenta de que ya no peso 70 kg, así que yo sigo comiendo y comiendo... La última vez necesité tres días para recuperarme de un atracón, casi no podía andar...


Total, que a la mierda mi plan de una dieta sana. La semana que viene vuelvo a mi rutina de restringir alimentos. No sé para qué coño me hago promesas a mí misma, si ya sé desde hace tiempo que no significan nada.

jueves, 8 de diciembre de 2011

SuPeRpUeNtE

Esta semana estoy de puente, es lo bueno que tiene ser universitaria: cogerse días libres por doquier. Últimamente estoy desaparecida, pero es que intento estar lo más ocupada posible para no cagarla porque a la mínima que me paro, viene un pensamiento de comida a mi cabeza. De hecho me daba algo de miedo tener toda esta semana para vaguear (que en realidad luego tampoco lo hago, pero bueno) porque pensé que me dejaría llevar por el mal rollo de mi casa para hincharme a dulces, pero de momento lo llevo bien... Veremos cómo acaba la semana. Tengo todos los días planeados al detalle sólo para no quedarme en casa pensando, incluso planeo los momentos de quedarme sentada sin hacer nada, muy fuerte.

El friki volvió a escribirme:

¿Todavía sigues ocupada? :(

Éste es tonto, de verdad, aparte de feo. Pues sí, sigo ocupada porque ya me encargo yo de estarlo, no te jode. No soporto a nadie, en serio, todos me parecen pedantes, aburridos y poco interesantes. En realidad el mundo entero me parece poco interesante. ¿Esto es todo? ¿Esto es a lo que la gente se aferra tantísimo? Veo a la peña de mi clase estudiando constantemente, dejando su vida social a un lado, sin salir, sin beber y no son desgraciados. ¡Tienen una vida de mierda y no les importa! ¿Por qué yo soy incapaz de sentir pasión por nada? Antes de empezar la carrera estaba emocionadísima y ahora me la come a muerte, hasta el punto que he pensado en dejarla. Pero claro, ¿qué coño voy a hacer si la dejo? Más que por tener una profesión, entrar a la uni era un plan para no estar a la deriva, para asegurarme cuatro años de tranquilidad mental con respecto a mi futuro, así que ahora me toca pringar. Pero mis compañeros me agobian un montón, no hacen más que pensar en sacar notas de la hostia y acudir a cursos complementarios y pasarse la puta vida hablando de las mismas asignaturas... Ni siquiera cuando tenía 18 años me preocupaban esas cosas, ¿por qué dejo que me afecten con 26? ¿Por qué tengo la misma mentalidad de un adolescente? Encima al vivir con mi madre y estar estudiando otra vez, mi madre me trata como tal. Es insoportable. El otro día le dije que había sacado un 6.5 en un examen, yo supercontenta porque era bastante complicado y lo que me interesa es quitarme esa asignatura como sea, me importa una mierda, y va ella y me dice: "Qué poco, ¿no?" Todos los recuerdos que tenía de ella menospreciando mis notas cuando estaba en primaria y secundaria vinieron a mi cabeza y con ellos, el sentimiento de inutilidad que me creó porque para ella nada es suficiente. Una vez me echó una bronca por sacar un 9 la muy zorra, cuando ella no ha sido capaz de sacarse unas oposiciones con nota en su vida. Vergonzoso. Estoy hasta la polla, espero pirarme de Erasmus en tercero y con suerte de Séneca en cuarto y tras eso no pienso volver a vivir en esta casa jamás, como si tengo que limpiar escaleras con dos carreras.

En cuanto al peso, estoy en 58. No llegué al 57.5 que quería, pero no voy a montar un drama por medio kilo. Eso sí, me quedan tres semanas para perder tres kilos y lo voy a intentar con dieta sana, que hace mil que no la sigo. Hice un repaso del mes pasado y no me gustó nada: atracones, restricciones de calorías, hambre, dolores de estómago y todo para perder un sólo kg... No merece la pena, ni de coña. No quiero entrar en ese bucle infinito otra vez. Si un día me entra ansiedad y como algo de más, lo compenso con ejercicio. Siendo sincera le estoy pillando hasta el gusto después de cuatro meses, me hace sentir bien aunque me cueste horrores.

Agggg... Tengo mil trabajos que hacer, decenas de páginas que estudiar, varios libros que leer... ¡Me da tanta pereza! ¿De dónde sacan las ganas los demás? ¿Qué tienen que les motiva tanto que yo no tengo?

Por cierto, Flynn, no puedo entrar a tu blog, ¡la pantalla me salta y se me queda en blanco! Lo intentaré mañana, pero que sepas que si no te leo no es por gusto.