Me invade una sensación de caos constante... No sé poner límites... Idealizo a las personas aunque las acabe de conocer... Mis relaciones personales se caracterizan por su inestabilidad... Vivo en los extremos de la realidad: en un TODO o NADA , en una ingenua credulidad o una desconfianza paraonoide, en el AMOR o en el ODIO... Intento autodestruirme desesperadamente...

sábado, 16 de julio de 2011

QuÉ aScO, pOr FaVoR


Mi día a día es desesperante:
  • Me levanto, desayuno y veo la tele. A veces mi hermana está por ahí, pero no nos decimos ni una sola palabra.
  • Antes de que llegue mi madre al mediodía, como y cuando llega alrededor de las dos o dos y media, saludo y me voy a la habitación a ver series en el portátil que previamente me he descargado en el ordenador, ya que el portátil no tiene conexión a Internet.
  • Sobre las cuatro salgo a comer algo porque es la hora límite establecida para cerrar la boca y luego vuelvo a mi cuarto.
  • Por la tarde hago ejercicio, lo que me lleva una hora y media en total.
  • Después me ducho, me seco el pelo y si el ambiente está calmado en mi casa y hay algo que merezca la pena en la tele, salgo al salón, si no, de nuevo a la habitación a leer, escuchar música o simplemente tumbarme en la cama mirando al techo, literalmente, hasta que me quedo dormida.
Así un día tras otro, es ridículo. No hablo con nadie, no salgo a no ser que necesite algo del supermercado (¡Guau, excursión a la tienda! ¡Vivo la vida al límite!) y lo más triste es que me estoy habituando a estar así. Cuanto más tiempo pase, menos querré salir y más miedo me dará mezclarme con gente. No salgo (porque no tengo amigos), no follo (porque no tengo novio), no me drogo (porque no tengo ni puta idea de dónde comprar drogas, la verdad. Lo sé, soy triste hasta para eso), no bebo (porque estoy con el jodido antibiótico para el acné) ¿Qué coño me queda? Comer. ¿Cómo puedo dejar de comer si es lo único que tengo? Me pesé hace dos días y vi de nuevo el 69. 69, 69, 69. Retumba en mi puta cabeza. Odio ese número. Seda-Kat se quejaba de que estaba en el abismo de los 60... ¡Lo que daría yo por estar ahí!

Lo único que ha cambiado estos días es que he ido de compras un par de mañanas porque me voy de viaje la semana que viene (al fin, llevo décadas hablando de él), pero han sido un fracaso. No porque no haya encontrado ropa de mi talla o que no me quedase bien, simplemente no me gusta nada de lo que hay. Todo es colorido, sin mangas, estampado... ¿Ropa para gente sin ilusión por la vida, por favor? Para más inri, encontré unos pantalones estupendos de mi talla por sólo 10 euros. Jamás encuentro pantalones en rebajas, así que me ilusioné como una tonta. ¿Cuál fue mi puta sorpresa? ¡Que me quedaban grandes! ¡No me jodas! La talla 42 siempre me queda bien o pequeña, NUNCA grande, y para una vez que veo algo barato va y me sobra tela. ¿Es que ni eso me puede salir bien? De todas formas, ya ni siquiera estoy de humor para ir de viaje. Se me han quitado las ganas. Es la primera vez en mi vida que un viaje no me anima. Se supone que debería estar eufórica hablando todo el tiempo de lo que voy a hacer, de lo que llevaré en la mochila, los sitios que visitaré, pero la amiga con la que voy lleva sin responder a mis mails más de una semana, así que ni eso.

miércoles, 13 de julio de 2011

NoRmAs

Una cosa es asumir que voy a ser gorda para siempre y otra muy distinta es dejarme llevar por la desidia y los hábitos de vida poco saludables. Por lo tanto, voy a afrontar mi situación como un alcohólico cuando trata de dejar la bebida o un drogadicto intenta desengancharse de la heroína, al fin y al cabo, ¿no soy yo una yonki más incapaz de medir la cantidad de comida que tomo? He establecido una serie de normas inquebrantables por el momento:

- No comer nada a partir de las 4: Últimamente he estado yendo a dormir con el estómago lleno y es una sensación horrorosa y poco recomendable, así que tras haber probado varias alternativas, por ahora cerraré la boca a las 4. Ingeriré cantidades normales de comida, en principio sin horarios porque todavía me cuesta bastante controlar esa parte y comeré lo que me apetezca, sin restricciones.

- Comer frutas y verduras: Me da igual que sea un tomate cherry o una sandía, pero algo de fruta o verdura tiene que entrar en mi cuerpo todos los días, sin excepción.

- Semillas de lino: Indispensables para mí en estos momentos. Me prohíbo no comer a diario un yogur con semillas de lino.

- 2 litros de agua: No me gusta beber agua, pero tampoco me cuesta hacerlo. Este punto está chupado.

- Ejercicio: Una hora de cualquier ejercicio físico seis días a la semana. No es nada descabellado, es sólo cuestión de rutina y tengo que obligrme a ello. Llevo 8 días sin problemas, esperemos que dure.

En principio eso es todo. Son normas bastante sencillas, factibles y que no me desestabilizan a gran escala, así que si consigo llevarlas a cabo, en un futuro es posible que pueda desarrollarlas. El objetivo es sentirme a gusto conmigo misma, tanto física como mentalmente.

viernes, 8 de julio de 2011

A ToMaR pOr CuLo EL mUnDo


Hace dos días me encontré con uno de mis primos. La situación fue incomodísima porque él no sé bajó del coche y porque yo iba hecha unos zorros, lo que hizo que en lugar de centrarme en la conversación sólo pensara en que la persona que me estaba hablando estaba pensando que era una horror y acabé poniéndome nerviosa, hablando muy rápido, atropellando palabras y siendo muy poco natural. Un espectáculo. Me sentí psicoanalizada, mi primo no hacía más que tergiversar mis palabras y al final terminó diciéndome neurótica, cotilla y que tengo baja autoestima. Yo flipando. Deseé borrar esa conversación. ¿Qué coño fue eso? Quise rebobinar el tiempo para poder comportarme como sé que puedo, pero la sensación de malestar ya estaba ahí.

Llegué a mi casa, discutí con mi madre y me encerré en la habitación, donde lloré, grité y di mil golpes a las paredes. Entonces me di cuenta de que ya no aguanto más, de que todo me afecta demasiado porque tengo mucha mierda encima (y porque la gente que me rodea es irrespetuosa y egoísta, qué coño) Repetí una y otra vez que no aguantaba más. ¿Cómo coño he llegado a donde estoy ahora? En serio, no tengo ni puta idea, ¿cómo? He conocido a muchísimas personas, ¿cómo es posible que esté tan sola? He hecho cientos de dietas, ¿cómo es posible que esté tan gorda? Me he esforzado de verdad en mis estudios, ¿cómo es posible qué esté en paro? Me miré al espejo y detesté lo que vi, así que se acabó. Aquí me planto. No pondré empeño en nada más. Aceptaré las cosas como vengan. Intentaré ser feliz de otra manera. Y me conformaré, soportaré la soledad (bah, nunca ha sido tan mala), trabajaré en cualquier curro de mierda por cuatro duros (total, jamás he sido ambiciosa) y aprenderé a sobrevivir siendo gorda. En el mundo hay muchas gordas, puedo ser una de ellas. Una más, una menos, a quién le importa. Decido no sentirme culpable nunca más por comer. Decido estar sana, comer de todo y hacer ejercicio, pero no privarme de nada que me apetezca. Decido que no puedo más, que estoy hasta los cojones de todo y que aquí me planto. Que no puedo seguir, joder, que lo he intentado y no puedo. Decido odiarme hoy y quererme mañana.