Otra persona me acaba de demostrar que no quiere mi amistad. Joder, duele. Sobre todo cuando está mi prima de por medio, esa semidiosa por la que todos babean. Hace unas semanas salí con ella y nos encontramos a un antiguo compañero mío de curro, que a su vez se había liado con mi prima. Nos llevábamos de puta madre porque éramos los únicos con estudios en aquel lugar, donde la ordinariez y la ignorancia predominaban. Además era el guitarrista de un grupo de metal, cosa que, quieras o no, une. Estuvimos hablando de puta madre, me dijo que estaba guapísima, me contó su vida en verso y le dije que tenía agregada a otra antigua compañera en el Tuenti, a sabiendas de que él también la tenía agregada y podía encontrarme perfectamente. Mi prima iba bastante pedo y casi ni lo miró (total, ¿para qué? Si ella tiene a otros veinte tíos haciendo cola por ella). Hasta aquí todo normal, pero resulta que ayer mi prima me escribe y me dice que este chico la agregó a Facebook con la excusa del reencuentro de esa noche. Compruebo el Tuenti por si acaso se lo había quitado, pero no, está ahí y por huevos tiene que saber que yo también. Sin embargo, a mí no se le ocurre agregarme.
Me siento traicionada. La verdad es que me había hecho mucha ilusión verlo y, aunque coincido con él de pascuas a ramos, siempre pensé que me apreciaba. Pero le importo una puta mierda. O quizás a él sólo le importen las posibles follamigas, a saber. Sea como sea, me toca los cojones. Me vuelvo a sentir inferior a mi prima y no entiendo porqué nadie la ve como yo la veo, como en realidad es. No sé qué coño tiene que todo el mundo se queda obnubilado por su presencia. Y sobre todo lo que no entiendo es porqué hostias vuelvo a sentirme como cuando tenía quince años, con todo lo que he pasado, vivido, experimentado y aprendido. Cómo he podido acabar en la misma puta coordenada inicial.