Llevo desde septiembre en Austria. Al principio era todo una mierda, pero las cosas han mejorado. Han mejorado porque ahora conozco gente divertida, no como cuando escribí mi última entrada, un día en el que me dejaron tirada la noche de Halloween a las 10 de la noche. He conocido a varias chicos y lo voy a contar mientras me río por no llorar.
Peter: Austríaco. 25 años. Lo conocí mi primera semana en un bar y yo solo tenía la intención de integrarme en un grupo de aquí. Ni se me pasó por la cabeza liarme con él, no me gusta nada. Después de quedar varias veces y que me invitara a absolutamente todo, me dijo de ir a su fiesta de cumpleaños. Allí me lié con un amigo suyo, mientras él trataba de liarse conmigo. Una historia muy incómoda. La siguiente vez que le vi ya se lanzó y me negué. Supongo que ahí se acabó nuestra no amistad.
Max: Austríaco. 23 años. Lo conocí a los 20 días de llegar en el mismo bar que a Peter. Yo había ido sola y él no dejaba de mirarme. Por supuesto fui yo la que se presentó. Solo había venido para asistir a un congreso y volvía a su ciudad en unos días. Nos vimos dos veces más. La primera vez lo invité a mi casa, pero no pasó nada porque yo iba sin depilar. Ya lo hice una vez sin depilar y lo pasé fatal, no repito experiencia, así que lo eché de casa. La segunda vez que lo vi fue el día que se piraba. Me habría acostado con él, pero me daba palo meterlo a pleno día en casa con mi compañero de piso por ahí, así que tampoco pasó nada. Insistió en mantener el contacto por Whatsapp, a pesar de que yo no quería, pero poco a poco me fue ganando y me enganché. Me dijo que me pagaba un billete para ir a verlo a su ciudad, pero al final la cosa se torció y dejamos de hablar durante más de un mes. Me escribió de nuevo el mes pasado diciendo que no podía dejar de pensar en mí y yo, como lo echaba mucho de menos, no rechisté. Desde entonces solo me habla para mantener conversaciones sobre sexo y confieso haber participado para que se hiciera pajas... Me gusta, joder, me gusta y me revienta porque hace conmigo lo que quiere.
Notboner: Austríaco. Edad (y nombre) desconocida. Lo conocí un día que iba muy borracha y me sentía muy sola durante el tiempo que no estaba hablando con Max. Lo invité a casa y todo parecía ir bien hasta que descubrí que, aparte de tener un pene minúsculo, no se le levantaba. Todo ventajas. No me rendí y le dije que lo intentaríamos de nuevo por la mañana, pero se escabulló mientras dormía. Creo que no era la primera vez que no conseguía una erección y se acojonó. Me sentí como el ser menos sexy del planeta.
Luis: Brasileño. 30 años. El amor de mi vida sin lugar a dudas. Lo conocí la semana pasada en el mismo puto bar en el que conocí a Peter y Max. Juego de miradas y, cómo no, fui yo a presentarme. Todo de puta madre. Me metía mano a saco, me quedé con él y sus amigos cuando los míos se fueron y fuimos a liarnos un rato al baño. Me acompañó a casa y en el portal me dice que se pira. Yo, sin depilar otra vez (es que me da mucha pereza, coño, que hace frío), le digo que suba a casa, que voy sin depilar, pero que suba. Me vuelve a decir que se pira y le digo que al menos coja mi número, pero nos volvimos a besar y al final se fue sin él. No entendí nada. Me quedé otra vez sintiéndome muy poco atractiva.
Mención honorífica para Roman. Francés. 25 años. Lo primero que me dijo al conocerme fue "¿Sabes que esa falda que llevas gusta a los hombres? ¿Qué dirías si un hombre te dijera que quiere dormir contigo nada más conocerte?". Mi cara fue un poema. La conversación derivó en las veces que había estado con españolas, que para él era ninguna porque "chupar no cuenta como sexo". Vamos a dejarlo ahí...
Así que aquí estoy, colgada de Max, un niñato de 23 años con el que mantengo una no relación por Whatsapp porque es la única manera de no sentirme jodidamente sola, a sabiendas de que él se va a tirar a todo lo que encuentre por el camino y de que nunca habrá nada serio entre nosotros. Para colmo, me cargué el móvil, así que ya ni eso me queda. Mi vida amorosa pinta cada vez peor.