El lunes me levanté hecha mierda, llorando sin motivo (o quizás con, no lo sé) y fui incapaz de levantar cabeza. El martes igual, así que ayer me fui de marcha, con dos cojones (va a resultar que sí que soy la más borracha...jajajaja...). ¡Alcohol en el cuerpo para resucitar de entre los muertos! Funcionó. Hoy estoy tan cansada que no sé ni siquiera lo que siento, mejor. El exnovio de mi amiga (que puede que ya sean novios otra vez, es decir, hasta dentro de dos semanas que es cuando ella vuelve a España) estuvo toda la noche diciéndome que me iba a buscar un tío, que él se encargaba de que conociese a alguien. ¡Por el amor de Satanás! Que obsesión tiene ese hombre. ¡Que no puedo estar con nadie! Que soy antisocial, paranoica, tornadiza y no tengo autoestima, ¡déjame en paz! ¿No se puede ser feliz sin pareja? Mmm... Mejor que no respondas... No sé porqué coño se empeña siempre en que me lie con alguien, ¿que más le dará? Empezó preguntando que qué tal me iba con un tío con el que me había estado mensajeando. Dejé de enviar mensajes. Luego con que si rompes los posavasos en los pubs significa que estás buscando rollo y ya por último yendo a la caza de algún tío para presentármelo. De todas formas, eso nunca llegó a ocurrir, obviamente.
Después de mi episodio depresivo de dos días, decidí que al llegar a España no voy a hacer nada. Eso es: NADA. No voy a buscar curro, no voy a estudiar, no voy a buscar piso, no me voy a estresar. No estoy preparada para hacer vida normal ahora mismo, así que no la voy a hacer. Volveré a casa de mi madre a mirar el techo hasta que me aburra y se me ocurra un nuevo objetivo en la vida. Buen plan. Y ahora me voy a ver el último episodio de Skins de la primera generación, ¡qué lástima me da! No quería que llegara este momento, qué rabia. Eso es lo que tienen las adicciones, que crean dependencia.